Dieta para niños con epilepsia
- Médicos La Paz
- 23 ene 2019
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La epilepsia es una enfermedad que se origina en el cerebro. Se trata de un problema físico causado por un funcionamiento anormal esporádico de un grupo de neuronas, y el único síntoma que presenta, son las crisis epilépticas o convulsiones, que pueden durar unos segundos o minutos, pero después de estas crisis el cerebro vuelve a funcionar con normalidad.

El exceso de actividad eléctrica de este grupo de neuronas, desencadena esta crisis que puede afectar al movimiento, al comportamiento, o también al nivel de conciencia que tiene una persona sobre lo que sucede a su alrededor.
El tipo de convulsión depende de la parte del cerebro afectada y la causa de la epilepsia y es de este modo que podemos distinguir dos tipos de crisis: las generalizadas que afectan a toda la superficie del cerebro que conlleva a una pérdida del conocimiento y las parciales que se originan en una parte en concreto que puede extenderse al resto de la corteza cerebral.
Esta enfermedad, que se da generalmente en niños, puede aparecer por una lesión cerebral que afecte el normal funcionamiento del mismo, o también en recién nacidos. Es totalmente controlable mediante fármacos que ayudan que la actividad cerebral anormal disminuya, pero es necesario tomar en cuenta que la alimentación es fundamental para lograr un avance en la reducción de las convulsiones.
¿EN QUE CONSISTE ESTA DIETA?
Como ya lo habíamos mencionado, la alimentación es fundamental para el apoyo del tratamiento contra este padecimiento. La Lic. Marlene Rodríguez, quien trabaja desde hace 10 años en el hospital Arco Iris y 18 años de experiencia en Nutrición y Dietética, nos comenta acerca de la dieta cetogénica que apoya al tratamiento para los niños que sufren de epilepsia.
“La dieta getogénica es la más indicada para que los pacientes y se basa en una alimentación rica en grasa, bajando la composición de proteínas y carbohidratos, especialmente, de manera que el organismo deba recurrir a los elementos grasos consumidos como primera fuente de energía” explica la Lic. Rodríguez.
Al ver este tipo de dietas, también se debe tomar en cuenta el aporte de proteínas que también son necesarias para el funcionamiento del organismo. Esta dieta se aplica normalmente en niños para que dé resultado.
Normalmente se planifica una alimentación que se conforme por 80% de grasas, 10% de proteínas y 10% de carbohidratos, aunque hay casos que difieren, dependiendo de la respuesta del organismo. Esto debe ser calculado y aplicado en el hospital para ver la tolerancia del cuerpo y cómo se va encaminando el tratamiento.
Los alimentos que maneja la nutricionista para los pacientes que atiende con esta dieta son la leche, la crema o nata, palta, mantequilla de origen animal y aceites vegetales. También se puede utilizar, en caso de pacientes arriba de los dos años, los frutos secos como las almendras o nueces para ir enriqueciendo esta dieta. Se debe rebajar la ingesta de carbohidratos, de este modo se debe evitar el consumo de cereales, pastas, raíces o tubérculos. La fuente de proteína, preferentemente, se basa en el consumo de carne de pollo o pescado, que se van combinando de acuerdo a lo que requiere el cuerpo para esta patología.
Se debe tener especial cuidado y control cuando se toma por opción una dieta de este tipo, pues lleva consigo también algunas complicaciones. “Algunas de ellas son los vómitos, las diarreas, en algunos casos el estreñimiento que hay que ir corrigiendo. En casos extremos de diarrea, habría que suspender esta dieta” afirma la Lic. Rodríguez, quien también dice que se debería llegar a un equilibrio en la dieta para evitar este tipo de problemas.
Haciendo el cálculo, según el control que se hace a estos pacientes, se puede decir que la dieta hace efecto en muy poco tiempo y se ven resultados de manera rápida y eficaz. Todo esto merece seguir el control, cambio y nivel del tipo de dieta y los elementos que se usan deben seguir un equilibrio para poder ver este resultado.
Este tipo de regimen alimenticio se aplica regularmente a personas, especialmente niños, que sufren de epilepsias refractarias. Hablamos de este tipo de epilepsia cuando las crisis epilépticas son muy frecuentes y limitan las posibilidades del paciente para poder vivir con tranquilidad. Se trabaja conjuntamente con un especialista en neurología para poder hacer el control de esta patología.
Es necesario entender que la epilepsia, a pesar de ser una patología cerebral, no tiene nada que ver con una enfermedad mental ni psiquiátrica. Si observamos o tenemos cerca a alguien que sufre de una crisis de convulsión, debemos tener en cuenta que no se debe mover al individuo y, pasada la crisis, llevarlo a un médico para determinar su tratamiento con fármacos, alimentación o ambos combinados.
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